25 de marzo de 2015

Magdalenas de puré de zanahoria con pepitas de chocolate


En anteriores capítulos de mi vida el desayuno era un momento del día que representaba una especie de muerte cerebral en el que la mandíbula se movía con cosas dentro. Por circunstancias, ajenas a mi voluntad, de repente me vi envuelta en un contexto médico escatológico (nada cristiano medieval) que me obligó a mudar totalmente de costumbres alimentarias. Es increíble lo que a uno le mutan los ritmos biológicos cambiando la alimentación. Así que si antes acostumbraba a levantarme de la cama lo más tarde posible (se dieron casos de dormir 20 horas seguidas. Marmota's Time), ahora madrugar es algo necesario en mi vida y que me gusta. Es mi momento del día, ver cómo se va desperezando el mundo (yo incluída). Y lo mejor de madrugar, sin duda, es el desayuno: mi comida favorita de la jornada. Un té, tostada con mermelada, fruta, yogur y algo sanote dulce. Y me pongo como el kiko. Sí, ya sé que el dulce sobra, pero no puedo prescindir de nada de lo anterior para compensar: ¡todo es necesario! A ver si el buen tiempo nos empieza a acompañar y puedo salir a correr como Chuck Norris manda, que el deporte en casa es un tostón y los gimnasios (del gr. gymnasion que significa "lugar donde ir desnudo") pues no son lo mío. Prefiero ir vestida y no tener que mirar en un espejo a los Mr. T haciendo poses que avergonzarían a sus abuelas.
Que me voy del tema. Estas magdalenas son una cosa simple pero muy resultona y que nos endulza el paladar en su justa medida en esos momentos matutinos golosos.

Para unas 8 unidades (dependiendo del tamaño)

100 g de harina blanca de trigo
50 g de harina integral de trigo
pizca de sal
2 cucharadas de postre de levadura
1/2 cucharada de postre de bicarbonato
250 g de puré de zanahoria
1 huevo L
1 cucharada sopera de miel de caña
1 cucharada sopera de miel
1 cucharada sopera de aceite de girasol
chips de chocolate al gusto

Echamos todos los ingredientes líquidos y el puré en el vaso de la batidora y, mientras batimos, vamos anadiendo la harina hasta que tengamos una masa más bien líquida. Precalentamos el horno. Vertemos la masa en los moldes de magdalenas y añadimos las pepitas enharinadas en cada recipiente. Horneamos a 180º unos 20 minutos, hasta que estén doradas. ¡A disfrutar!

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