El tiempo últimamente sólo acompaña platos de cuchara, manta, pijama gordo, bata y sofá. Pero, como sucede con todas las cosas, no hay mal que por bien no venga. Vamos, que la enumeración de arriba no es lo que más me apetece del mundo, que si pudiera no era yo la que se quedaba en casa disfrutando del tiempo estacional, me cogía la maleta y me iba de turismo gastronómico de cuchara. (Bueno, eso o a la ruta de la tortilla a casa de Concha. Y así, sin ponerme roja ni nada lo digo ¡Que con ese tema ella sí que no se anda con tonterías! Benditas tortillas las suyas).
Pero como ni chicha ni limoná pues un guiso de los que me gustan y haya paz. Que el horno no estará para bollos pero la olla siempre está dispuesta a cocinar lo que le eches (si es que ellas son así de agradecidas).
Ya sabéis que el pan es mi debilidad por excelencia (y ser muy plasta con el tema también), pero no es tanto por el pan como por el gusto por los cereales. Me encantan y el pan es mi forma casi diaria de consumirlos. Pero de vez en cuando, cuando el cuerpo lo pide, lo cambio por estas elaboraciones o por platos de pasta (admito que de esto último menos y tengo que solucionarlo).
El caso es que los guisos de trigo siempre los había hecho siguiendo diferentes recetas murcianas y el resultado en general ha sido muy bueno. Pero por circunstancias que ya comenté (aquello de gente que emigra) me encontré con esta receta y tuve que probarla. Mi conclusión es que, salvando las distancias, poco o nada tiene que envidiar al guiso tradicional murciano.
Para 3 ó 4 raciones
250 g de trigo
200 g de tomate natural triturado
1 cebolla hermosa
100 g de guisantes
300 g de pechuga de pollo (puede ser morcillo de ternera también)
3 patatas hermosas
1/2 cucharada de postre de pimienta
1/2 cucharada de postre de cominos
1/2 cucharada de postre de pimentón dulce
1/2 cucharada de postre de cúrcuma
1 cucharada sopera de ají (yo le puse argentino, que es el que tenía)
1 cucharada sopera de cilantro fresco picado (yo no le puse)
aceite de oliva
sal al gusto
Arroz blanco para acompañar (opcional)
La noche anterior lavamos el trigo y lo dejamos en remojo. Al día siguiente volvemos a lavarlo para quitar la suciedad y los granos que no estén en su punto óptimo. Echamos el trigo en una olla y lo dejamos cocer hasta que esté tierno. Depende de la olla y del tipo de fuego pero en mi caso suele tardar una hora. En olla exprés el proceso es más rápido, por supuesto.
Mientras se cuece el trigo picamos la cebolla, cortamos las patatas en cubos y la carne en trozos. En otra olla ponemos a calentar aceite. Echamos la cebolla, la cúrcuma, la pimienta, los cominos, el ají y el pimentón. Una vez la cebolla está dorada añadimos la sal, las patatas, los guisantes y la carne y lo rehogamos ligeramente. Agregamos entonces el tomate y cubrimos con agua. Cocemos a fuego muy lento durante una hora y media aproximadamente.
Una vez está el trigo listo lo escurrimos y lo echamos al guiso hasta que reduzca ligeramente (no mucho más bien ha de quedar suelto porque al atemperarse el trigo tiende a absorber mucho el agua) Si le ponemos es el momento de añadir el cilantro. Removemos, apagamos el fuego y dejamos reposar 10 minutos.
A mitad de camino podemos poner a cocer el arroz. Servimos el guiso de trigo junto con el arroz y ¡a disfrutar!