27 de agosto de 2015

Leche de avena


La mayoría de los días no ha salido el sol y ya estoy con el ojillo entreabierto. Sólo hay una cosa que me hace dar un salto de la cama: ¡café!. Aunque tengo que confesar que mi época de esplendor en la que me bebía 6 cafés al día sin pestañear pasó a la historia. Que me daba igual que fueran las 10 de la noche, me lo bebía y punto. Luego me iba a la cama y dormía tan tranquila. Yo creo que estaba inmunizada a la cafeína. Pero, de repente, el maldito decidió empezar a hacerme efecto. ¡A buenas horas! Recuerdo aquellas noches de estudio con el termo de café que bajaba y bajaba, del vaso a mi barriga, como el que veía llover. Terminaba por irme a dormir con un litro de café por mis venas que más que café parecía valeriana.
Casi a la par de que el café comenzara a decidir activarme el cerebro, la leche de vaca pensó que también sería una buena idea darme una ligera intolerancia. Así que de repente me encontré con un pack 2x1 indivisible de activación nerviosa con dolor estomacal. Teniendo en cuenta que el café casi siempre lo tomo con leche me topé con un disfrute digno de un marajá.

Afortunadamente si voy alternando la leche de vaca con otro tipo de leches y bebidas que la sustituyen voy controlando el tema bastante bien. El problema es que en el mercado tienen un precio que no merece la pena pagar. Así que excepto la leche de cabra, que no me voy a poner a pastorear cabras in the city (aunque sería un éxito que ni Georgie Dann con su barbacoa), las bebidas vegetales las suelo hacer en casa. Más ricas, más baratas y sin tanta historia química, que también se agradece. 


Para unos 800 ml

1 litro de agua mineral
150/200 g de copos de avena
miel, azúcar o edulcorante al gusto

En la jarra de la batidora echamos los copos de avena y cubrimos con agua. Dejamos reposar toda la noche en la nevera o al menos tres horas a temperatura ambiente. A continuación añadimos el resto del agua y el endulzante que queramos. Trituramos con la batidora. En un colador, con una gasa, filtramos el líquido. Nos deben quedar en la gasa los copos de avena triturados que podremos utilizar para hacer galletas, por ejemplo. El líquido obtenido es la deliciosa bebida de avena. ¡A disfrutar!

4 comentarios:

  1. ¡Vaya! Por el color nadie diría que no es leche de vaca, de toda la vida, ya imagino que el olor y el sabor, por supuesto no tendrán nada de parecido. He visto como mi hermana hace esta leche en su blog, aunque en realidad nunca la vi aquí en casa, porque cuando viene tira de la de soja, que es mas rápido abrir el tetrabrick, que liarse a hacerse la "lechera vegetariana", con lo que se enreda, jajaja...yo soy mas practica, digo que si tuviera que ser vegetariana, no comería nada mas que fruta, verduras , cereales y legumbres convencionales, que la soja, el tofu, y demás historias no me gustan, de ninguna manera, por eso yo, como dijo Escarlata O'Hara, " jamás dejaré de pasar hambre" por comer tempe, soja texturizada o cosas raras, jejeje...yo a lo mío, que para eso sigo siendo omnívora .
    Por cierto que esta si que la tomaría, porque la avena si me gusta, en todas sus versiones, y con lo bonita que luce la botella, ¿cómo despreciar tan hermoso ofrecimiento?...Besos guapa, y que sigas disfrutando tu café con leche, aunque sea con leche de avena.

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    1. Oye, oye! Que yo también soy omnívora y en todos los sentidos: me como todo y de todo (como te descuides te muerdo un ojo) jajajaja Si cuando me voy a comer por ahí con mis amigos y pedimos lo que sea, a veces están unos cuantos torciendo el morro porque no les gusta y yo mientras tan feliz: "¡qué bueno está esto!". El siguiente comentario que se oye es a alguien diciendo: "ni caso, que es Silvia y todo le viene bien". Yo creo que no tengo gusto ni fondo. Con lo que sí me estoy haciendo últimamente es con unas reservas en la barriga que en caso de catástrofe me van a venir de lujo. El problema es que la catástrofe va a ser mi visita al endocrino en septiembre jajajaja
      De la leche sólo te puedo decir que mi favorita es la de vaca o cabra recién ordeñada, sin hervir ni nada, a lo loco, con su cuajo y sus cosas. Me pones un bicho delante para ordeñar y pego empujones si hace falta. Puede que por eso me moleste un poco que a las bebidas vegetales las llamen leche. Que ordeñar avena pues como que no, pero la pinta la tiene, eso no se lo quito. Tampoco le quito el que está buena, pero es diferente. Como el tofu, el seitán y esas cosicas. Que a mí me gusta (saco roto jajaja) pero comprendo que haya gente que no quiera ni olerlo. ¿Has visto que lazaco le puse a la botella? Que según lo coloqué pensé: "menuda horterada te acabas de marcar, colega." Pero me sentí orgullosa y ahí se quedó jajaja Beeesaaaazos!

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    2. Bueno Silvia, pa'ti y pa'mi, que yo si viene en tetrabrick, me bebo la leche que haga falta, pero ordeñar a los animales, como que no, eso son palabras mayores.
      Yo desde chica, es que veo una vaca de cerca, y me digo: "menos mal que no tengo el mismo gusto que los toros", porque es que les veo ese pedazo de lengua, y me entra un no se qué, que me aleja de ellas como de sus moñigas, ja, ja, ja...y es que en el fondo y en la superficie (para que me voy a engañar, lo que es, es), me da un miedo todo lo que sea de especie animal, y esté vivo...que me tapo las orejas y cierro los ojos, creyendo que así, los espanto y no me va a pasar ná, ja, ja, ja...
      ¡Ay, madre mía!

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    3. ¡Qué buena táctica la de "si no lo veo no está ahí y no me ve!" jajajaj Yo a veces también la uso jajaja La verdad que meterse debajo de las vacas no es plato de muy buen gusto. Pero yo esto se lo comunico a las vacas las veces que haga falta (que si le pido perdón a las puertas cuando me choco con ellas no voy a hablar con las vacas jajaja). A veces, en el pueblo, cuando vuelven del prado y se me acercan con la lengua fuera (que tienes razón, mira que es desagradable jajaja) siempre digo lo mismo: "como te acerques mucho te estofo en la olla". Que es mentira, que como a cualquier hijo de vecino con pocas ganas de morir ensartado en unos cuernos o aplastado, me dan miedo. Supongo que es natural (no como las boñigas que sueltan ellas, que eso no sé de qué tipo de magia negra vendrá)

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