Un clásico de los patés vegetales: el baba ganoush o mutabal. Mi historia con este paté comienza hace unos años en un restaurante iraní en Ávila. El Notario y yo lo probamos y sí, estaba bueno, pero ahí se quedó el asunto. Pasado el tiempo el señor Albarrán celebraba su cumpleaños y su novia (que de verdad se gestiona unos patés vegetales entrañables) hizo un tanque de baba ganoush. Me comí todo lo que mi estómago me permitió y todavía me traje un par de tuppers a casa que me duraron medio asalto. Puedo decir que desde entonces lo hago en casa bastante a menudo y el Notario es el ser más feliz de la faz de la tierra mojando palitos de zanahora en las berenjenas. Este paté lleva una pasta de sésamo, llamada tahini o tahina, que si uno quiere comprarla se deja todos los cuartos y los quintos. Para hacerla en casa (mucho mejor) sólo tenemos que comprar sésamo/ajonjolí tostado. Importante que esté tostado (el del Mercadona lo está). Os dejo la receta.
Para el tahini:
Por cada cucharada de postre de sesamo molido (yo lo trituro con el molinillo eléctrico del café) se le añaden dos de agua, una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva. Con estas cantidades sale lo suficiente para la receta de baba ganoush que os cuento.
Para el baba ganoush:
1 berenjena grande o 2 medianas/pequeñas
2 cucharaditas de tahini
aceite de oliva
sal al gusto
1 cucharada de postre de cominos
1 diente de ajo pelado
pimentón y aceite de oliva para decorar
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