17 de noviembre de 2015

Panecillos de okara y lino



Como viene siendo habitual, vamos, que de novedad nada de nada, el pan en mi cocina sale varias veces a la semana del horno. Tampoco es noticia que no tiro absolutamente nada a la basura (a no ser que tenga ya vida inteligente y entonces sí que no hay tu tía).
El tema es que, a veces, cuando hago otras elaboraciones y quedan restos de ingredientes me da tanta pena deshacerme de ello que les busco usos y nuevos formatos aprovechables. Así fue cómo descubrí la okara.
La okara no es ni más ni menos que lo que queda de la soja triturada después de hacer la bebida vegetal. ¡Pero yo qué iba a saber sobre esto! Al principio seguí todo tipo de recetas, sobre todo de repostería, para darle salida a la legumbre machacada. Pero un día pensé que por su jugosidad en el pan tendría que quedar de lujo. Y así fue como desde entonces sólo la uso para esto.
Como la soja le da una textura blanda y no muy alveolada al pan es mejor hacer panes pequeños o panecillos de esos que por las mañanas tostados y con un poco de mermelada de castañas (por ejemplo ésta de Isabel de Cakes para ti que ya he robado descaradamente para próximos episodios) sientan que ni un desayuno con dátiles de un jeque árabe.
Lo dicho, ¡aquí no se tira nada!



Para un 800 g de masa (aprox)

260 g de okara
420 g de harina de trigo de fuerza
20 g de lino dorado molido
7 g de levadura seca de panadero
250 ml agua
2 cucharadas de café de sal






(Okara)


Mezclamos todos los ingredientes. Amasamos unos 15 minutos y dejamos reposar la masa en bloque (en forma de bola) una hora aproximadamente (tapada con un paño húmedo en sitio sin corrientes de aire). Pasado el tiempo desgasificamos amasando un minuto. Cogemos porciones iguales de la masa y damos la forma que queramos. Colocamos en la bandeja del horno con papel sulfurizado o harina en la base y dejamos leudar entre una hora y una hora y media, dependiendo del calor que haga, tapado con un paño húmedo en un sitio sin corrientes. Precalentamos el horno a 200º. Greñamos los panes. Horneamos entre 30 y 40 minutos, hasta que estén dorados. Sacamos, dejamos enfriar y ¡que aproveche!



8 comentarios:

  1. Eres la leche !!!
    En repostería si la usé, pero así nunca.
    Besotes.

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  2. Me encanta lo del aprovechamiento de la okara.
    Un saludito

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  3. ¡¡Hola Silvia!! Cómo se nota que los astros están en mi signo, he venido del blog con Gorrito y delantal y ella que tiene una inspiración enorme, me nombra diciendo que yo la he inspirado a ella (ya ves, si a ella le sobra inspiración a raudales), y ahora vengo al tuyo, ¡¡y ahí está mi nombre, mi blog y mi mermelada. Ya verás, nada más que los astros dejen escorpio y se vayan al bueno de sagitario, ¡¡ya nadie se va a acordar de mi, ja, ja!!
    Cuánto me alegro que te haya gustado mi mermelada, ¡¡y que lo digas en voz alta, je, je!! ¡¡Eres un cielo!! A mi también me gustan tus panecillos, lo único de lo malo de vivir en un lugar pequeño, como yo, es muy difícil encontrar los ingredientes, cómo la okara e incluso las semillas de lino. Pero ganas de probarlo, un rato largo. Me los voy a llevar a Pinterest porque tus últimas recetas me cansé de esperar que las pusieras tú allí y me quedé con las ganas, así que esta vez no me pasa, que ya me las pineo yo, ja, ja. Besitos.

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  4. ¡Ay Silvia! si es que vales más que las pesetas, ja, ja, ja...yo que no soy muy de soja, ni de cosas de esas sería, hasta capaz de apuntarme a la moda panarra, tan solo por comerme una panecillo de estos, ¡¡¡que ricos!!!, y es que yo pierdo la cabeza por todo, pero el pan, es que hace que mi locura sea irreversible, ja, ja, ja...
    Que arte tienes en esas manos que dios te dió, ya quisiera yo pa'mi, tener la mitad de tu talento. Y es que no voy a tener más remedio, porque por mucho que lo deseo, no llama el tio de correos a traerme el pan, del día, o del día que lo hicieron, ja, ja, ja...
    Y si como colofón, lo untamos con una buena capa de mermelada de Isabel, que tiemble la vieja fábrica, que eso si que es para perder el sentío, ¡¡¡Aaaaaaay de mi!!!
    Como me gusta cantidad, me lo llevo a mi google+, a mi pinterest, y me lo pido pa'mi pa'siempre, ¡¡¡ea!!
    Besos, tan tiernos como tus bollitos, ja, ja, ja...

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  5. Qué bien que lo aprovechas todo y vaya que rico pan te ha salido. Desde luego que eres persistente hasta que no has encontrado una buena receta para aprovechar tus restos de soja no has parado.
    Los panecillos tienen una pinta excelente y seguro que ricos está un rato. me han gustado muchísimo.
    Un beso

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  6. Toma ya, Silvia!! Qué ricos estos panecillos y que buena forma de aprovechar la okara. Me parece perfecta y además muy nutritiva esta receta de tus panecillos y si le pone la magnífica mermelada de Isabel... no quiero ni pensar qué aroma más rico y que elixir para el paladar será esa combinación... Me ha encantado tu propuesta de hoy, un beso guapa!!

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  7. Hace poco leí en un blog lo que era la okara, por eso no me ha sorprendido, pero he de reconocer que al principio, cuando he leído el nombre de tu receta no ha caído en lo que era.

    Hija, que ayer te iba a dejar un mensaje en esta receta también y entre pitos y flautas no pude... ¡así no se pueden visitar los blogs de la gente! Que son estupendos tus panes y no puedo dejar de dejar constancia por escrito (creo que me repito, y encima rimo... ¡qué horror!)

    ¡Besos mil!

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  8. Hola!; pues que descubrimiento con la Okara, ni idea tenia yo de lo que era... es que siempre aprendemos cosas nuevas, hay que ver lo que se puede llegar a hacer, es una idea genial! el pan te ha quedado muy chulo, y me imagino que el sabor buenisimo, un beso y gracias ;)

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