18 de marzo de 2015

Broa de milho. Pan de maíz portugués


Sin paños calientes: este pan es resultado de la envidia que me corroe. El otro día vi un pan alentejano en el blog A falta de Lexatín buenas son tortas y de repente me acordé de lo mucho que me gustan las hogazas de maíz de Portugal. Aunque, la verdad, es algo bastante típico también de Galicia. Así que me dispuse a ello. 

Tengo que decir que este pan es una planicie castellanomanchega, vamos que no leva ni por recomendación. Eso es debido a que no desarrolla un gluten decente y queda tan compacto que si se lo tiro a alguien a la cabeza le hago otro ojo y se convierte en Ten Shi Han (sí, el de Dragon Ball). La masa, además, es difícil de manejar, se desmenuza todo el tiempo. Por eso si lo vais a hacer os recomiendo armaros de voluntad teutona y pachorra portuguesa. Sólo así podréis obtener un pan de maíz. Modos de hacerlo hay muchos, se le puede añadir harina de trigo panadera o de fuerza en lugar de integral de centeno, de tal manera que sí desarrollará gluten y la miga será más alveolada y, por tanto, menos compacta. Lo maravilloso de los panes es experimentar con las harinas, los tiempos de reposo, los prefermentos... Pero si os aburre el tema esta receta es bastante resultona. Espero que os guste.


Para una hogaza de 500 g aprox.:

180 g harina de maíz (ojo, no es Maizena)
180 g harina de centeno integral (o 100g de harina integral de centeno y 80g harina panadera de trigo)
10 g de levadura fresca de panadero
1 cucharada de postre de sal
350 ml de agua (200 ml para el escaldado y 150 ml para la masa final)




Ponemos 200 ml de agua en un cazo. Una vez hierva la retiramos y echamos encima de la harina de maíz. Dejamos reposar hasta que enfríe. Mezclamos entonces el resto de los ingredientes y amasamos como buenamente podamos. La masa es espantosa, se desmigaja (es lo que tienen las harinas que no desarrollan gluten), pero es posible ¡ánimo!. Una vez hemos amasado dejamos reposar una hora en un trapo enharinado y tapado con un trapo húmedo. Pasado el tiempo sacamos la masa y le damos forma de bola. No hay que aplanarlo, ya lo hace sin ayuda (igual que el agrietado). Es mejor dejar el pan ligeramente alto. Dejamos reposar durante 2 horas y media en la bandeja del horno (con papel sulfurizado debajo) y tapamos con un paño húmedo. Precalentamos el horno con vapor de agua (metiendo un recipiente con agua o vaporizando las paredes del horno). Metemos el pan y horneamos durante 15 minutos con el recipiente de agua (si lo hemos metido) a 250º. Bajamos la temperatura a 200º y horneamos durante 45 minutos o una hora dependiendo del horno. El pan está cocido cuando al golpearlo con los nudillos suena hueco. Sacamos y dejamos enfriar. ¡No os va a durar nada!

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