29 de marzo de 2015

Paté de batata y tomates secos

 
Las batatas nunca habían sido santo de mi devoción. Eran como una mezcla rara del espacio sideral entre calabaza y patata. Y habiendo calabaza, ¿quién quiere batatas? Pues bien, el otro día me hice con ellas (me miraban como con pena desde su caja en la frutería) y me propuse hacer un paté. 
Indagando por la blogosfera encontré una recomendación: "si se asa la batata a temperatura baja durante bastante tiempo el dulzor se revela y manifiesta de un modo patente". Y eso hice. El resultado: una cosa maravillosamente estupenda, de verdad. No os miento. Me encantó (creo que se va a rifar el puesto con el paté de remolacha). Os dejo la receta:

1 batata hermosa
1 diente de ajo
tomates secos (por cada 200 g de batata añade un tomate seco)
1 cucharada de postre de cominos
1 cucharada de postre de tahini (opcional)
1/2 cucharada de postre de albahaca seca
2 cucharadas de postre de zumo de limón
un chorrito de aceite de oliva
pimentón picante para decorar

Ponemos en agua caliente los tomates para que se hidraten. Por otro lado lavamos la piel de la batata, la envolvemos en albal y la llevamos al horno a 130-150º durante una hora y media. Cuanto más lenta sea la cocción de la batata más dulce será su sabor. Una vez hecha (si la pinchamos con un palillo está blanda), la sacamos, dejamos atemperar un poco para no quemarnos y le quitamos la piel. Echamos al vaso de la batidora los tomates (¡no tiramos el agua del remojo!) y la batata con el resto de ingredientes. Batimos y vamos añadiendo poco a poco el agua del remojo de los tomates hasta que el paté tenga la consistencia deseada. Dejamos enfriar si la batata estaba caliente aún. Servimos con crudités o pan. ¡Una delicia!

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